Unos me enviaban lo más cortesmente posible al diablo, otros decíanme, pase la semana que viene, otros argüían: «Yo ya tengo un corredor que hace tiempo me sirve», otros no me atendían, algunos opinaban que mi mercadería era excesivamente cara, varios demasiado ordinaria, y algunos raros, camiseta de qatar mundial 2022 demasiado fina. Recuerdo que durante una semana caminé seis horas por día, camisetas futbol baratas inútilmente. Mario, otro corredor, un gandul de diez y seis años, alto como un álamo, todo piernas y brazos, se burlaba de mis estériles diligencias.