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A todo volumen, dejaba poco espacio para gritar consignas y lemas, por lo que a la mínima oportunidad la multitud aprovechaba un silencio fortuito para arrancarse a cantar. La megafonía, muy abundante, amenizaba la movilización y retransmitía lo que sucedía en los escenarios de plaza Catalunya. Una mañana de 2011, Anxo Pérez se encontró en un restaurante al por entonces presidente de Telefónica, César Alierta, y no dudó en acercarse: «Perdone que interrumpa su almuerzo. Me gustaría decirle la cosa más loca que haya oído en toda su vida. He creado un método de enseñanza que permite aprender el chino mandarín en menos de ocho meses».