Los conocí en aquella pequeña tienda que empezaron en Madrid, mi marido, en aquél entonces novio, me pidió que le recogiese una camisa, y ahí empezó mi aventura capotera, fui con una amiga a recogerla y terminando haciéndonos amigas de la dependienta, nuestra querida Shanos, eso también se convirtió en no dejar de ir a la tienda una y otra vez y conocer a Rafa y a su mujer, excelentes personas.