Acontecían percances divertidísimos, equipacion de brasil 2022 por los que Monti y yo acabamos por echarnos a reír para no camiseta eeuu llorar de rabia. Teníamos entre los clientes un chanchero que exigía se le entregaran los fardos de papel en su casa en un día por él determinado y a una hora prefijada, lo que era imposible; otro que devolvía la carga insultando al carrete ro, si no se le extendía un recibo en la forma estipulada por la ley, camiseta belgica mundial 2022 lo que era superfluo; otro que no pagaba el papel sinó una semana después que comenzaba a consumirlo.